Por SuperOhkan
Curiosamente y muy irónicamente parece que la película haga un paralelismo inverso con la realidad: mientras que en la realidad, a causa de los (¿auto?) atentados terroristas y las black ops (MK ultra o no) se lleva a cabo por parte de las élites un pequeño, disimulado y eventual (¿por ahora?) intento de ley marcial y se busca como fin, o al menos lo parece, el desarme de la población americana (con lo que podría llevar a un enfrentamiento entre fuerzas del orden armadas contra civiles desarmados); en el film esto es a la inversa, a causa de los abusos de los ricos y la corrupción de las fuerzas del orden, son los disidentes (quienes primeramente han realizado un atentado) los que llevan a cabo la ley marcial y se enfrentan, armados hasta los dientes, contra las fuerzas del orden totalmente desarmadas ¡WTF! Todo en El Caballero Oscuro: La leyenda renace es actualidad pura (predictiva, incluso): disidencia controlada, abusos de la élite contra los pueblos, desarme civil, ley marcial ilegal, reaparición del terrorismo en un acto deportivo (el estadio de fútbol en la película – la maratón de Boston en la realidad) e, incluso, la amenaza nuclear (la bomba que quiere detonar Bane). Por esto último no es de extrañar la reciente “moda” de amenaza nuclear, ya sea por Corea, Siria o quien se preste.
Nótese en esta película el regreso del Espantapájaros, coincidentemente, con el atentado en un evento deportivo. En el film Bane realiza la demolición de un estadio de fútbol, acto después se instaura la ley marcial, y de forma encadenada reaparece el Espantapájaros, símbolo del terrorismo; eso sí, esta vez resurgido como juez, jurado y verdugo. En la realidad tenemos el atentado de Boston en un evento deportivo, la implantación de la ley marcial y la reaparición de un fantasma del pasado, el terrorismo islámico: es el momento que vuelva Batman, es necesario que resurja la lucha contra el terror. Paradójicamente Batman simboliza la lucha contra los que inflingen terror(ismo) y a su vez simboliza el que inflinge por sí mismo terror a los demás (lucha contra las libertades civiles). A su modo, Batman se puede entender en esta película como la personificación de la ley marcial surgida de las fuerzas del orden. De hecho, un punto que refuerza esta idea es que al final de la película se nos dé a entender que el futuro sustituto de Batman sea un policía. Para ello se utiliza el personaje que se revela como “Robin”, y, sin embargo, su futuro no es ser Robin sino Batman. Esto es debido a que, engañosamente, la película intenta esconder que la característica importante del personaje no es que sea Robin sino que es un policía. La policía cogiendo el testigo de Batman queda ya por encima de la ley.
Por otro lado mediante la película como nexo trazamos el siguiente encadenado de hechos: la matanza en los cines de Aurora nos lleva a El Caballero Oscuro: La leyenda renace, ésta nos lleva a Sandy Hook (todos hemos visto el famoso fotograma), Sandy hook nos lleva al maratón de Boston (en honor de las víctimas de Sandy Hook) y éste nos lleva a la reaparición del terrorismo (espantapájaros) en un evento deportivo local (maratón de Boston) y esto nos lleva a la ley marcial. Aunque, a decir verdad, lo que ha ocurrido en la realidad parece a modo de simulacro, como si todo estuviese en un estado primario mostrándonos lo que está por venir.
Ya que estamos, y siguiendo con el encadenado que nos lleva de la matanza de Aurora a la ley marcial, me gustaría remarcar un hecho paralelo que, a priori, no tiene o, mejor dicho, no debería tener relación con la saga fílmica: 7 días después de la matanza de Aurora (que es el resplandor que precede al amanecer) ocurre la inauguración de los juegos olímpicos, estructurados éstos en base al número 7 (y los juegos ya habían empezado, pero casualmente la inauguración tuvo que esperar, ¿o debería decir causalmente?) y el culto solar. Cabe destacar que la estrella de la mañana (Lucifer para los Luciferinos), precede a la aurora, y ésta precede al sol. Todo esto mientras se estrena una película titulada literalmente en ingles, "El Caballero Oscuro asciende" (Caballero Oscuro = ¿Lucifer?). En la inauguración olímpica queda claro el culto solar descarado, siendo su momento más perturbador el episodio en el que nace un bebé gigante. Si a todo esto le sumamos el también perturbador vídeo de "I, Pet Goat II" aparecido durante esas fechas en las redes sociales, donde se anunciaba el nacimiento/ascensión del anticristo, el conjunto resultante no es de extrañar que haga pensar en un ritual de bienvenida, adoración y celebración por el nacimiento de la bestia, el anticristo, el falso profeta, Lucifer, Satanás o quienquiera que sea la deidad a la que adoran los “culpables” de todo esto. Estrella de la mañana (Batman) – aurora (matanza en los cines) – sol (inauguración en los juegos).
Empezamos la historia con Batman Begins en la que además del nacimiento del
“héroe” se nos presenta el verdadero motor de la trilogía: me refiero a la
sociedad secreta/secta mistérica “La Liga de las Sombras”.
Todo en la trilogía sucede a causa de la Liga de las Sombras. Algunos creerán que dicha Liga no tiene tanta importancia en la trilogía, pues no aparece en la segunda película y en la tercera sólo se descubre su implicación bien avanzada la trama. Sin embargo, la Liga es el motor principal de la historia pues además de ser quien comienza la trilogía, es quien la cierra. Y no sólo eso, la Liga es quien crea a Batman (creando primero, además, la necesidad de Batman), no sólo como mito sino también como héroe y salvador. Y desde el principio de la saga vemos como la Liga tiene tratos con el crimen y la corrupción, ayudando a que se expandan en Gotham para luego, autoerigiéndose como una autoridad moral, señalar a ésta con su dedo y proceder a juzgarla. La Liga se comporta como el Adversario, Satanás, quien engaña haciendo caer en pecado para luego acusar.
En Batman Begins asistimos al nacimiento de Batman perpetrado por la propia Liga, precisamente, para que éste juzgue a Gotham por sus pecados. La misma Liga entrena a Bruce Wayne, nada casual que se trate de un magnate dueño de un imperio económico (dejando claro así, que magnates, políticos y demás personas de perfil público no son más que marionetas bajo la mano oculta que está entre bambalinas). El mismo Wayne pasa a formar parte de la sociedad secreta como iniciado haciendo un juramento, pero luego se nos quiere hacer creer (según la lectura superficial de la película) que abandona dicha organización al enterarse de su verdadero propósito. Sin embargo (poniendo atención en la lectura soterrada), cuando Bruce Wayne abandona la Liga, lo primero que hace es llevar a la práctica sus enseñanzas de puesta en escena y modus operandi (“teatralidad y engaño” como dice Bane), renaciendo bajo el nombre de Batman y procediendo a ajusticiar Gotham según su propia justicia, elevándose por encima de la ley (es decir, como hace la propia liga “autoerigiéndose como una autoridad moral”). Pero, en este sentido, la verdadera función de Batman, es decir, el verdadero plan de la Liga de las Sombras para con Batman, es cambiar el paradigma en el espectador.
Si antes de la trilogía hubiéramos salido a la calle y le hubiésemos preguntado a cualquier transeúnte (ajeno al cómic y a todo lo relacionado con Batman) por un caballero oscuro (es decir, señor de la oscuridad) con cuernos y que señala y acusa el crimen y la corrupción (es decir, el pecado), fácilmente dicho transeúnte nos habría respondido que se trata de Satanás, el Demonio, el villano, el malo de la película. Pero si hacemos esta pregunta ahora, después de la película, el transeúnte nos responderá que se trata de Batman, el héroe, el salvador, el bueno de la película. En este sentido se puede decir, una vez finalizada la trilogía, que la Liga de las Sombras sale victoriosa pues no sólo consigue instaurar la ley-marcial-batmaniana en la sociedad, sino también consigue instaurar el cambio de paradigma: el objeto de terror y perdición de facciones demoníacas pasa a ser el objeto de esperanza y salvación, consiguiendo así una imagen de percepción invertida (que será aprovechada en la tercera parte de la trilogía). De este modo bien se puede decir que la película nos narra, con ecos de la famosa predicción de Albert Pike, cómo la sociedad acaba aceptando el luciferanismo (encubiertamente satánico) representado por el estado marcial fascista del nuevo orden mundial, a su vez personificado en Batman. Y ese es el truco del (falso) justiciero (Satanás), remarcar y evidenciar los grandes crímenes para crear la necesidad de un justiciero por encima de la ley; implantando la falsa percepción en la gente de que el crimen (pecado) se resume sólo en los pecados evidentes (grandes crímenes) de asesinato-terrorismo-violación-robo y poco más, sin percatarse el mundo que el concepto “pecado” (crimen) es más grande, mucho más grande, y que nadie se libra de pecado: ni los hipócritas, ni los mentirosos, ni los que deshonran a los padres, ni los adúlteros, ni los inmorales, ni los estafadores… no se salva ni aún uno. Y el que acepta por ley a Satanás, por Satanás será “juzgado” (engañado).
Volviendo a la película, tras el nacimiento de Batman (o renacimiento de Bruce Wayne) y puesta en práctica la funcionalidad del “caballero oscuro”, entra en escena la siguiente fase del plan de la Liga de las Sombras, perpetrado por el Espantapájaros. Se trata de un ataque terrorista cuyo único fin es sembrar el miedo y el terror para que, mediante el skock producido, Gotham se destruya a sí misma desde sus propias entrañas. Así, adulterando el agua de Gotham por medio de una potente droga, los ciudadanos de Gotham ven demonios por todas partes y el miedo y el odio se apodera de ellos volviéndolos locos. Confusión, miedo, odio, instintos primarios de supervivencia… el terror se apodera de Gotham causando su destrucción. Muy curiosamente, el agente escogido de entre las filas de la Liga de las Sombras es el denominado Espantapájaros, una figura simbólica que representa al terrorismo en sí. El terrorismo se basa en crear terror, el miedo que se apodera de la víctima y crea raíces en su conciencia. Espantapájaros = espantar = aterrar = terror = terrorismo. Creo no equivocarme al pensar que el Espantapájaros simboliza el terrorismo y Gotham la sociedad occidental.
¿Nos está diciendo Batman Begins que detrás del terrorismo están las sociedades secretas?
Como punto final sobre el acto terrorista del Espantapájaros, y a modo anecdótico, me gustaría recordar cómo, en su momento, la (des)informativa conspiranoia (sobretodo la de tintes nuevaeristas y fanfarrias fantasiosas) al servicio de las sectas mistéricas hacía hincapié en la teoría de apertura de portales dimensionales en el atentado del 11-s, viendo demonios en el humo de las torres gemelas. Otro paralelismo más entre la película y la realidad, como los que veremos más adelante.
Llegamos a la segunda película de la trilogía, El Caballero Oscuro, donde curiosamente, el personaje del Espantapájaros es dejado de lado deliberadamente. Y digo deliberadamente porque al principio de la película se nos enseña cómo se le detiene (a manos del ya claramente fascista Batman = La guerra contra el terror) para no enseñarlo más durante el resto del film. ¿Hacía falta esa escena? ¿No podíamos presuponer que ya estaba detenido? ¿Para qué la escena, si luego no aporta nada a la película? Si lo transportamos a la realidad, vemos que después del 11-S, 11-M, 7-J y la guerra de Irak, el terrorismo es “dejado” de lado (en lo que se refiere a actos terroristas en la sociedad occidental)… hasta que llegamos a la maratón de Boston.
En esos momentos en los que asistimos al punto y aparte que supone la detención del Espantapájaros (el agente del “terrorismo”), nos enfrentamos al Joker (el agente del “caos”). Si el Espantapájaros (terrorismo) abre la veda para la lucha contra el terror, el Joker (caos) y, posteriormente, Bane (disidencia controlada) abren la veda de la lucha contra las libertades civiles. El Joker representa claramente la máxima del “ordo ab chaos”. Pero no es del todo cierto que en esta película no esté la liga de las sombras (las sociedades secretas) detrás del plan. ¿Por qué, sinó, el plan de Bane, el villano de El Caballero Oscuro: La leyenda renace, es ciertamente parecido al plan del Joker, hasta el punto de que el plan de Bane parece una extensión/continuación del plan del Joker? Mucha gente se quejó de eso en su momento.
La diferencia es que Bane continúa donde el Joker se quedó a medias, mostrándonos que el plan en realidad se divide en fases y el resto está por llegar. Ciertamente el plan del Joker es la primera fase (el caos), y el de Bane son las siguientes fases (disidencia controlada) de la “guerra contra las libertades civiles”. El plan del Joker es derrumbar el orden establecido mostrándonos su cara menos amable, simbolizado este orden por el fiscal Harvey Dent (proclamado el “Caballero Blanco”), quien a su vez simboliza la ley y la justicia, y quien, a su vez, acaba transformándose en “Dos Caras”. “Dos Caras”, a modo de Doctor Jekyll y Mister Hide, no es más que la suma de Harvey Dent y El Joker en una misma persona, las dos caras de una misma moneda (la moneda de Harvey Dent = la teoría del caos), quedando esto claro en la escena del cara a cara entre Harvey Dent y el Joker en el hospital. Este plan del Joker es continuado por Bane al desvelar al pueblo la mentira que erigieron Batman y el comisario Gordon para encubrir la locura criminal de Dos Caras (que es como decir que estaban encubriendo la corrupción del sistema). Personalmente Dos Caras y El Joker me recuerdan a las dos bestias del Apocalipsis, aunque en esta película se deja claro que los dos se fusionan en uno.
El hecho de que en las diferentes profecías de la Biblia se nos presente a una de las bestias, el falso profeta, como un hombre de rostro severo que ha recibido el poder no por sí mismo, sino porque la gente se lo entrega adorándolo (democracia) y que tiene, como los políticos de hoy en día, doble hablar (hablar ambiguo/tiene voz de cordero pero habla como Dragón = Dos Caras) no hace más que confirmarme la siguiente relación: Harvey Dent + El Joker = Dos Caras = Falso Profeta = 1ª Bestia + 2ª Bestia. En este mundo de locos retratado en la versión soterrada del film, quienes dicen buscar paz y seguridad sólo buscan caos y destrucción. Antes de pasar a otro punto, cabe recordar la desafortunada muerte (¿casual?) de Heath Ledger, el actor que encarnó al Joker en la película. Curiosamente, en la película, al morir Dos Caras “muere” (simbólicamente) el caos (joker) mientras que en la realidad al morir Ledger muere también el Joker con él.
Todo en la trilogía sucede a causa de la Liga de las Sombras. Algunos creerán que dicha Liga no tiene tanta importancia en la trilogía, pues no aparece en la segunda película y en la tercera sólo se descubre su implicación bien avanzada la trama. Sin embargo, la Liga es el motor principal de la historia pues además de ser quien comienza la trilogía, es quien la cierra. Y no sólo eso, la Liga es quien crea a Batman (creando primero, además, la necesidad de Batman), no sólo como mito sino también como héroe y salvador. Y desde el principio de la saga vemos como la Liga tiene tratos con el crimen y la corrupción, ayudando a que se expandan en Gotham para luego, autoerigiéndose como una autoridad moral, señalar a ésta con su dedo y proceder a juzgarla. La Liga se comporta como el Adversario, Satanás, quien engaña haciendo caer en pecado para luego acusar.
En Batman Begins asistimos al nacimiento de Batman perpetrado por la propia Liga, precisamente, para que éste juzgue a Gotham por sus pecados. La misma Liga entrena a Bruce Wayne, nada casual que se trate de un magnate dueño de un imperio económico (dejando claro así, que magnates, políticos y demás personas de perfil público no son más que marionetas bajo la mano oculta que está entre bambalinas). El mismo Wayne pasa a formar parte de la sociedad secreta como iniciado haciendo un juramento, pero luego se nos quiere hacer creer (según la lectura superficial de la película) que abandona dicha organización al enterarse de su verdadero propósito. Sin embargo (poniendo atención en la lectura soterrada), cuando Bruce Wayne abandona la Liga, lo primero que hace es llevar a la práctica sus enseñanzas de puesta en escena y modus operandi (“teatralidad y engaño” como dice Bane), renaciendo bajo el nombre de Batman y procediendo a ajusticiar Gotham según su propia justicia, elevándose por encima de la ley (es decir, como hace la propia liga “autoerigiéndose como una autoridad moral”). Pero, en este sentido, la verdadera función de Batman, es decir, el verdadero plan de la Liga de las Sombras para con Batman, es cambiar el paradigma en el espectador.
Si antes de la trilogía hubiéramos salido a la calle y le hubiésemos preguntado a cualquier transeúnte (ajeno al cómic y a todo lo relacionado con Batman) por un caballero oscuro (es decir, señor de la oscuridad) con cuernos y que señala y acusa el crimen y la corrupción (es decir, el pecado), fácilmente dicho transeúnte nos habría respondido que se trata de Satanás, el Demonio, el villano, el malo de la película. Pero si hacemos esta pregunta ahora, después de la película, el transeúnte nos responderá que se trata de Batman, el héroe, el salvador, el bueno de la película. En este sentido se puede decir, una vez finalizada la trilogía, que la Liga de las Sombras sale victoriosa pues no sólo consigue instaurar la ley-marcial-batmaniana en la sociedad, sino también consigue instaurar el cambio de paradigma: el objeto de terror y perdición de facciones demoníacas pasa a ser el objeto de esperanza y salvación, consiguiendo así una imagen de percepción invertida (que será aprovechada en la tercera parte de la trilogía). De este modo bien se puede decir que la película nos narra, con ecos de la famosa predicción de Albert Pike, cómo la sociedad acaba aceptando el luciferanismo (encubiertamente satánico) representado por el estado marcial fascista del nuevo orden mundial, a su vez personificado en Batman. Y ese es el truco del (falso) justiciero (Satanás), remarcar y evidenciar los grandes crímenes para crear la necesidad de un justiciero por encima de la ley; implantando la falsa percepción en la gente de que el crimen (pecado) se resume sólo en los pecados evidentes (grandes crímenes) de asesinato-terrorismo-violación-robo y poco más, sin percatarse el mundo que el concepto “pecado” (crimen) es más grande, mucho más grande, y que nadie se libra de pecado: ni los hipócritas, ni los mentirosos, ni los que deshonran a los padres, ni los adúlteros, ni los inmorales, ni los estafadores… no se salva ni aún uno. Y el que acepta por ley a Satanás, por Satanás será “juzgado” (engañado).
Volviendo a la película, tras el nacimiento de Batman (o renacimiento de Bruce Wayne) y puesta en práctica la funcionalidad del “caballero oscuro”, entra en escena la siguiente fase del plan de la Liga de las Sombras, perpetrado por el Espantapájaros. Se trata de un ataque terrorista cuyo único fin es sembrar el miedo y el terror para que, mediante el skock producido, Gotham se destruya a sí misma desde sus propias entrañas. Así, adulterando el agua de Gotham por medio de una potente droga, los ciudadanos de Gotham ven demonios por todas partes y el miedo y el odio se apodera de ellos volviéndolos locos. Confusión, miedo, odio, instintos primarios de supervivencia… el terror se apodera de Gotham causando su destrucción. Muy curiosamente, el agente escogido de entre las filas de la Liga de las Sombras es el denominado Espantapájaros, una figura simbólica que representa al terrorismo en sí. El terrorismo se basa en crear terror, el miedo que se apodera de la víctima y crea raíces en su conciencia. Espantapájaros = espantar = aterrar = terror = terrorismo. Creo no equivocarme al pensar que el Espantapájaros simboliza el terrorismo y Gotham la sociedad occidental.
¿Nos está diciendo Batman Begins que detrás del terrorismo están las sociedades secretas?
Como punto final sobre el acto terrorista del Espantapájaros, y a modo anecdótico, me gustaría recordar cómo, en su momento, la (des)informativa conspiranoia (sobretodo la de tintes nuevaeristas y fanfarrias fantasiosas) al servicio de las sectas mistéricas hacía hincapié en la teoría de apertura de portales dimensionales en el atentado del 11-s, viendo demonios en el humo de las torres gemelas. Otro paralelismo más entre la película y la realidad, como los que veremos más adelante.
Llegamos a la segunda película de la trilogía, El Caballero Oscuro, donde curiosamente, el personaje del Espantapájaros es dejado de lado deliberadamente. Y digo deliberadamente porque al principio de la película se nos enseña cómo se le detiene (a manos del ya claramente fascista Batman = La guerra contra el terror) para no enseñarlo más durante el resto del film. ¿Hacía falta esa escena? ¿No podíamos presuponer que ya estaba detenido? ¿Para qué la escena, si luego no aporta nada a la película? Si lo transportamos a la realidad, vemos que después del 11-S, 11-M, 7-J y la guerra de Irak, el terrorismo es “dejado” de lado (en lo que se refiere a actos terroristas en la sociedad occidental)… hasta que llegamos a la maratón de Boston.
En esos momentos en los que asistimos al punto y aparte que supone la detención del Espantapájaros (el agente del “terrorismo”), nos enfrentamos al Joker (el agente del “caos”). Si el Espantapájaros (terrorismo) abre la veda para la lucha contra el terror, el Joker (caos) y, posteriormente, Bane (disidencia controlada) abren la veda de la lucha contra las libertades civiles. El Joker representa claramente la máxima del “ordo ab chaos”. Pero no es del todo cierto que en esta película no esté la liga de las sombras (las sociedades secretas) detrás del plan. ¿Por qué, sinó, el plan de Bane, el villano de El Caballero Oscuro: La leyenda renace, es ciertamente parecido al plan del Joker, hasta el punto de que el plan de Bane parece una extensión/continuación del plan del Joker? Mucha gente se quejó de eso en su momento.
La diferencia es que Bane continúa donde el Joker se quedó a medias, mostrándonos que el plan en realidad se divide en fases y el resto está por llegar. Ciertamente el plan del Joker es la primera fase (el caos), y el de Bane son las siguientes fases (disidencia controlada) de la “guerra contra las libertades civiles”. El plan del Joker es derrumbar el orden establecido mostrándonos su cara menos amable, simbolizado este orden por el fiscal Harvey Dent (proclamado el “Caballero Blanco”), quien a su vez simboliza la ley y la justicia, y quien, a su vez, acaba transformándose en “Dos Caras”. “Dos Caras”, a modo de Doctor Jekyll y Mister Hide, no es más que la suma de Harvey Dent y El Joker en una misma persona, las dos caras de una misma moneda (la moneda de Harvey Dent = la teoría del caos), quedando esto claro en la escena del cara a cara entre Harvey Dent y el Joker en el hospital. Este plan del Joker es continuado por Bane al desvelar al pueblo la mentira que erigieron Batman y el comisario Gordon para encubrir la locura criminal de Dos Caras (que es como decir que estaban encubriendo la corrupción del sistema). Personalmente Dos Caras y El Joker me recuerdan a las dos bestias del Apocalipsis, aunque en esta película se deja claro que los dos se fusionan en uno.
El hecho de que en las diferentes profecías de la Biblia se nos presente a una de las bestias, el falso profeta, como un hombre de rostro severo que ha recibido el poder no por sí mismo, sino porque la gente se lo entrega adorándolo (democracia) y que tiene, como los políticos de hoy en día, doble hablar (hablar ambiguo/tiene voz de cordero pero habla como Dragón = Dos Caras) no hace más que confirmarme la siguiente relación: Harvey Dent + El Joker = Dos Caras = Falso Profeta = 1ª Bestia + 2ª Bestia. En este mundo de locos retratado en la versión soterrada del film, quienes dicen buscar paz y seguridad sólo buscan caos y destrucción. Antes de pasar a otro punto, cabe recordar la desafortunada muerte (¿casual?) de Heath Ledger, el actor que encarnó al Joker en la película. Curiosamente, en la película, al morir Dos Caras “muere” (simbólicamente) el caos (joker) mientras que en la realidad al morir Ledger muere también el Joker con él.
¿Otro paralelismo ficción/realidad?
Finalmente, después del “ordo ab chaos” anárquico montado por Joker, pasamos a la siguiente fase en El Caballero Oscuro: La leyenda renace, parecida pero diferente: si en TDK la idea era caos y anarquía, en TDK: La leyenda renace entra en juego la disidencia controlada. El “The Protester” indignado y revolucionario laureado por la revista Time pasa aquí a ser el malo. Esto queda claro en el clímax de la película, en el enfrentamiento de los disidentes contra la policía. Todo el plan de dichos disidentes (quienes actúan bajo las órdenes de la misma Liga de las Sombras) de juzgar a los ricos por sus lujos y por haber desahuciado a los menos favorecidos los enlaza directamente con el movimiento indignado, occupy Wall street, the protester y demás zarandajas auspiciadas por el puño de otpor. De hecho, hasta el diseño facial de Bane (tapando todo su rostro, menos los ojos) recuerda al del The Protester.Curiosamente y muy irónicamente parece que la película haga un paralelismo inverso con la realidad: mientras que en la realidad, a causa de los (¿auto?) atentados terroristas y las black ops (MK ultra o no) se lleva a cabo por parte de las élites un pequeño, disimulado y eventual (¿por ahora?) intento de ley marcial y se busca como fin, o al menos lo parece, el desarme de la población americana (con lo que podría llevar a un enfrentamiento entre fuerzas del orden armadas contra civiles desarmados); en el film esto es a la inversa, a causa de los abusos de los ricos y la corrupción de las fuerzas del orden, son los disidentes (quienes primeramente han realizado un atentado) los que llevan a cabo la ley marcial y se enfrentan, armados hasta los dientes, contra las fuerzas del orden totalmente desarmadas ¡WTF! Todo en El Caballero Oscuro: La leyenda renace es actualidad pura (predictiva, incluso): disidencia controlada, abusos de la élite contra los pueblos, desarme civil, ley marcial ilegal, reaparición del terrorismo en un acto deportivo (el estadio de fútbol en la película – la maratón de Boston en la realidad) e, incluso, la amenaza nuclear (la bomba que quiere detonar Bane). Por esto último no es de extrañar la reciente “moda” de amenaza nuclear, ya sea por Corea, Siria o quien se preste.
Nótese en esta película el regreso del Espantapájaros, coincidentemente, con el atentado en un evento deportivo. En el film Bane realiza la demolición de un estadio de fútbol, acto después se instaura la ley marcial, y de forma encadenada reaparece el Espantapájaros, símbolo del terrorismo; eso sí, esta vez resurgido como juez, jurado y verdugo. En la realidad tenemos el atentado de Boston en un evento deportivo, la implantación de la ley marcial y la reaparición de un fantasma del pasado, el terrorismo islámico: es el momento que vuelva Batman, es necesario que resurja la lucha contra el terror. Paradójicamente Batman simboliza la lucha contra los que inflingen terror(ismo) y a su vez simboliza el que inflinge por sí mismo terror a los demás (lucha contra las libertades civiles). A su modo, Batman se puede entender en esta película como la personificación de la ley marcial surgida de las fuerzas del orden. De hecho, un punto que refuerza esta idea es que al final de la película se nos dé a entender que el futuro sustituto de Batman sea un policía. Para ello se utiliza el personaje que se revela como “Robin”, y, sin embargo, su futuro no es ser Robin sino Batman. Esto es debido a que, engañosamente, la película intenta esconder que la característica importante del personaje no es que sea Robin sino que es un policía. La policía cogiendo el testigo de Batman queda ya por encima de la ley.
Por otro lado mediante la película como nexo trazamos el siguiente encadenado de hechos: la matanza en los cines de Aurora nos lleva a El Caballero Oscuro: La leyenda renace, ésta nos lleva a Sandy Hook (todos hemos visto el famoso fotograma), Sandy hook nos lleva al maratón de Boston (en honor de las víctimas de Sandy Hook) y éste nos lleva a la reaparición del terrorismo (espantapájaros) en un evento deportivo local (maratón de Boston) y esto nos lleva a la ley marcial. Aunque, a decir verdad, lo que ha ocurrido en la realidad parece a modo de simulacro, como si todo estuviese en un estado primario mostrándonos lo que está por venir.
Ya que estamos, y siguiendo con el encadenado que nos lleva de la matanza de Aurora a la ley marcial, me gustaría remarcar un hecho paralelo que, a priori, no tiene o, mejor dicho, no debería tener relación con la saga fílmica: 7 días después de la matanza de Aurora (que es el resplandor que precede al amanecer) ocurre la inauguración de los juegos olímpicos, estructurados éstos en base al número 7 (y los juegos ya habían empezado, pero casualmente la inauguración tuvo que esperar, ¿o debería decir causalmente?) y el culto solar. Cabe destacar que la estrella de la mañana (Lucifer para los Luciferinos), precede a la aurora, y ésta precede al sol. Todo esto mientras se estrena una película titulada literalmente en ingles, "El Caballero Oscuro asciende" (Caballero Oscuro = ¿Lucifer?). En la inauguración olímpica queda claro el culto solar descarado, siendo su momento más perturbador el episodio en el que nace un bebé gigante. Si a todo esto le sumamos el también perturbador vídeo de "I, Pet Goat II" aparecido durante esas fechas en las redes sociales, donde se anunciaba el nacimiento/ascensión del anticristo, el conjunto resultante no es de extrañar que haga pensar en un ritual de bienvenida, adoración y celebración por el nacimiento de la bestia, el anticristo, el falso profeta, Lucifer, Satanás o quienquiera que sea la deidad a la que adoran los “culpables” de todo esto. Estrella de la mañana (Batman) – aurora (matanza en los cines) – sol (inauguración en los juegos).
Volviendo al tema del regreso del Espantapájaros a la saga, sorprende el
hecho de que reaparezca erigido como juez, jurado y verdugo. No sorprende
tanto si se tiene en cuenta que, sobretodo en el caso de El Caballero
Oscuro: La leyenda renace, Nolan nos engaña con un juego de trileros
presentándonos una imagen (la propia película) invertida de lo real. Como he
señalado antes, la película hace un paralelismo inverso con la realidad
(demostrando a su vez una “sorprendente” capacidad predictiva, la famosa
“programación predictiva” de Alan Watt), de este modo podemos descifrar el
significado: si en la película el encargado de la justicia (el
Espantapájaros) está compinchado con los planificadores del acto terrorista
y posterior ley marcial (los indignados de Bane), en la realidad la cosa se
invierte. De este modo podría parecer que la película sugiere (como ya
ocurriera en el primer film, pero esta vez mediante el juego de los
inversos) que detrás del atentado están los mismos que llevan a cabo la ley
marcial, y éstos no son otros que las fuerzas del orden. Así vemos de forma
reveladora, gracias al personaje del Espantapájaros, todos los movimientos
maestros de la Liga de las Sombras a lo largo de la saga. Si en Batman
Begins los perpetradores del acto terrorista actuaban, nunca mejor dicho, en
la sombra; en El Caballero Oscuro: La leyenda renace los perpetradores,
revelando ser los mismos culpables que en la primera parte, ya no actúan de
forma encubierta, sino a “cara descubierta”, tomando el control de la
ciudad/sociedad (de hecho, simbólicamente, en Batman Begins el ataque se
lleva a cabo con nocturnidad; mientras que en el film que nos ocupa, dicho
ataque se realiza a la luz del día). Es decir, el ciclo vital de la Liga de
las Sombras en la trilogía es pasar del punto 1, actuar en la sombra, al
punto 2, salir de la sombra para la completa (y oficial) toma del poder.
Esto es el consabido Nuevo Orden Mundial. Nuevo Orden Mundial llevado a cabo
mediante la funcionalidad del luciferino Batman quien, finalmente, acaba
revelándose como un tonto útil.
Una Consideración Final
Para finalizar me gustaría hacer un breve apunte, más que extenderme en conclusiones, pues las conclusiones que se puedan sacar de la trilogía fílmica creo haberlas exprimido ya. Simplemente me gustaría remarcar una idea semi ajena a la trilogía (no del todo, pues la trilogía Batman tambien ha aportado su granito de arena) que sobrevuela mi mente con respecto a la figura “clásica” del anticristo que nos han querido colar durante tanto tiempo. Puede que nadie esté de acuerdo conmigo, incluso puede que esté equivocándome, pero algo me dice que estoy en lo cierto: el “Anticristo” (según la concepción satanicoluciferina) no existe. Sí existe Satanás (al menos así lo creo), incluso cuando se hace pasar por Lucifer (“título” éste, o cargo, robado por Satanás) disfrazándose de ángel de luz, pero el “Anticristo” es pura ficción.
Éste es un burdo intento de Satanás por emular a Dios, sacándose una imagen
(sin vida, pues Satanás no puede dar vida) de la manga de la misma manera
que Jesucristo es la imagen (viva) del Padre (el Dios Viviente). Y como
Satanás no puede dar vida, intenta dar el pego con una “vida” falsa, y qué
mejor herramienta para tal fin que la ficción. De ahí, que para tal fin
hayan sido tan usados los medios que mejor pueden falsear la “realidad
verdadera” ofreciendo una “realidad virtual”, como lo son la literatura, el
cine, los videojuegos e incluso la música. Si bien en la Biblia sí se habla
de “anticristo” (“anticristos”, en realidad), dicha concepción bíblica
(anticristo es quien niega que Jesús, el Cristo, vino hecho carne; por eso
hay muchos) difiere mucho de la concepción Satánica (la versión negativa,
maligna, de Jesucristo)-Luciferina (dicha versión maligna, haciéndose pasar
por benigna). La idea ha sido durante siglos implantar, mediante la
imaginación (imagen), la superstición y el miedo atávico (para que implante
raíces en la mente), en el ideario colectivo (ficción) la figura de un
“personaje” que resulte ser la versión en negativo de Jesucristo, a modo del
“hombre del saco”. Una vez conseguido esto, el siguiente paso (que es el que
hemos vivido, sobretodo, en los dos últimos siglos) ha sido cambiar el
paradigma (mediante el juego de los inversos) de este “Anticristo” en el
ideario colectivo, de la misma manera como la descrita en la trilogía de
Batman; para que, al igual que hace su mentiroso “padre”, dicho “Anticristo”
se disfrace de ángel de luz. Así, la imagen (ficticia) del “anticristo” pasa
de una concepción satánica (propia de un demonio de la oscuridad) a una
concepción luciferina (propia del que se hace pasar por ángel de luz).
Sabiendo esto, el anticristo luciferino sólo puede nacer en la ficción, pero nunca en la realidad. De ahí que últimamente hayamos sido machacados hasta la extenuación, en lo que se refiere a la ficción, con la figura anticrística de un salvador más mundano que no propio del Dios vivo. Así casos como Batman trilogy, Thor, Superman, Trilogía del anillo (sobretodo “El retorno del Rey”) son unos pocos ejemplos de esta figura anticrística en lo que se ha venido a llamar “el Cristo cinemático”. Un personaje con atributos y/o paralelismos “crísticos” (el arquetipo del elegido), pero que resulta no ser el Mesías, sino un impostor. Jesucristo es la imagen viva (de Dios); todo lo demás, aunque lo emule o incluso clone, es el “Anticristo” (imagen ficticia, sin vida), de ahí la prohibición Divina por la adoración de imágenes (idolatría). Por otro lado, es cierto que en Apocalipsis 13 se nos habla de una imagen de la primera bestia a la que se le infunde aliento, sin embargo no creo, personalmente, que se trate de vida real (Pues tengo entendido, a riesgo de equivocarme, que sólo Dios puede dar vida) sino de una vida artificial, ficticia. Y es desde la aparición de los medios audiovisuales cuando dichas imágenes “parecen” tener más vida que nunca. Y es que, viendo los sucesos que acompañaron al estreno de Batman, podemos decir que el anticristo luciferino, al que hacen pasar por bueno, ha nacido ya; prueba de ello bien podría ser la inauguración de los juegos de Londres. Escrito está: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).
Sabiendo esto, el anticristo luciferino sólo puede nacer en la ficción, pero nunca en la realidad. De ahí que últimamente hayamos sido machacados hasta la extenuación, en lo que se refiere a la ficción, con la figura anticrística de un salvador más mundano que no propio del Dios vivo. Así casos como Batman trilogy, Thor, Superman, Trilogía del anillo (sobretodo “El retorno del Rey”) son unos pocos ejemplos de esta figura anticrística en lo que se ha venido a llamar “el Cristo cinemático”. Un personaje con atributos y/o paralelismos “crísticos” (el arquetipo del elegido), pero que resulta no ser el Mesías, sino un impostor. Jesucristo es la imagen viva (de Dios); todo lo demás, aunque lo emule o incluso clone, es el “Anticristo” (imagen ficticia, sin vida), de ahí la prohibición Divina por la adoración de imágenes (idolatría). Por otro lado, es cierto que en Apocalipsis 13 se nos habla de una imagen de la primera bestia a la que se le infunde aliento, sin embargo no creo, personalmente, que se trate de vida real (Pues tengo entendido, a riesgo de equivocarme, que sólo Dios puede dar vida) sino de una vida artificial, ficticia. Y es desde la aparición de los medios audiovisuales cuando dichas imágenes “parecen” tener más vida que nunca. Y es que, viendo los sucesos que acompañaron al estreno de Batman, podemos decir que el anticristo luciferino, al que hacen pasar por bueno, ha nacido ya; prueba de ello bien podría ser la inauguración de los juegos de Londres. Escrito está: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).
PD: Este mensaje fue enviado vía email. Suscríbase aquí: